Especial

Estoy en verdad indignado, quizá sea muy obsesivo, pero no puedo evitar fijarme que en los anuncios que encuentro de alimentos sanos en algunos hacen una anotación de Especial para diabéticos (o algo similar). Mi médico actual me dijo en la primera cita que tuve con él Esto es un síndrome, es controlable y puedes llevar una vida normal. No te salieron antenas ni te pusiste de color verde, yo creo en eso, y si no estoy de color verde ni me salieron antenas ¿Porque hacer la distinción?

Mientras la industria farmacéutica nos entrega productos cada vez de mejor calidad en términos de medicamentos, insulinas y glucómetros, surgen los que hacen negocio con la diabetes mal tratada (eso no quiere decir que crea que la industria farmacéutica obre por puro altruismo). Mientras unos invierten años en investigación y en programa de educación, otros vivaquean con la ignorancia (o comodidad, que es peor) de los pacientes y se dedican exclusivamente a tratar las complicaciones.

La verdad sea dicha, con un buen tratamiento y buenos cuidados los diabéticos tipo 1 (y muchos tipo 2 también) no deberíamos necesitar nada especial.

¿Y a qué me refiero? A dos aspectos.

El primero. Voy caminando y veo en una vitrina calcetines y zapatos “para diabéticos”, y alguien me sugiere: Tienes que usar esas cosas (podría decir quien pero el divorcio no entra en mis planes), es evidente, por lo menos para mi, lo poco agraciado del diseño de los zapatos especiales (¿espaciales?), lo primero que pienso es que estoy completo y con buena salud (para mi esta dulce compañía es solo un problema de estilo de vida), he usado toda mi vida zapatos, de distintos tipos, de distintos diseños, de distintos precios, y siempre he dicho que el último calzado que me compré son los que mejor me quedan. O sea, si tienen una costura que me incomoda, que genera roce, que pueda herir, que no permite la buena ventilación, no me calzan, no me gustan no me sirven (y por lo tanto no los compro). Nunca he tenido un zapato especial, nunca un calcetín especial, siempre mis calcetines con un elástico que no impida la circulación fluida de mi sangre.

Claro está que la gente que no se cuida lo más probable es que comience a ser amputada de un dedo y va a necesitar algún zapato especial, y supongo que a ellos están dirigidas estás ofertas especiales. Pero pensar que usar el zapato especial le va a evitar las complicaciones, usarlo como profilaxis, eso es otra cuestión.

No pocas veces he escuchado o leído a madres que dicen ¿Es cierto que mi hijo de 6 años no podrá más ir a la playa y andar descalzo por el riesgo de que se haga una herida que no le cicatrice?. ¿Y saben quién le dijo eso? Primero una enfermera (que parece que poco o nada sabe de la diabetes), y segundo la vecina bien intencionada que tiene un conocido que su médico (seguramente descendiente de Torquemada) le dijo que debía cuidarse como si estuviera hecho de cristal.

Si andamos en la playa descalzos, y hay elementos que nos puedan herir los pies, nos los vamos a herir seamos o no diabéticos. Si te quema la arena, usa un par de sandalias, pero no puedes obligar a un niño de cortos años a usar zapatos con el argumento de que se hará una herida que no le cicatrizará, y en caso de ser así, verifica como está su tratamiento integral. La diabetes llegó para quedarse con nosotros para siempre, y si además permitimos que dicte cómo vestirnos… Mejor empezar a tomar precauciones ahora para no tener que usar zapatos especiales mañana.

No creo que una persona joven (de menos de 90 años), sin complicaciones, deba usar ese tipo de zapatos. Hay mucha gente que no tiene el dinero suficiente para comprarlos, porque además son generalmente más caros que los zapatos normales de buena calidad, entonces se genera frustración y personas con menos preparación se sienten disminuidas pensando en que no están haciendo las cosas bien. Cuando en este caso, hacer las cosas bien es llevar un buen control de la diabetes.

Claramente tiene que ver también con un problema de salud pública que afecta de distintas forma a los distintos países: en donde la diabetes (sobre todo la tipo 2) es una verdadera epidemia, y la gente sufre la mayoría de las complicaciones más nefastas, el tema de los zapatos y los calcetines especiales es importante, y responde más a la consecuencia de un mal tratamiento.

Lo segundo tiene que ver con la comida.

Recibí un correo electrónico en un grupo de un joven de 24 años que mencionaba todos los productos que en una tienda especial para diabéticos y preguntaba: “¿De todo eso puedo comer? Porque dice “Apto para Diabéticos…”. Que los productos alimenticios digan que son para diabéticos no los convierte en alimentos de libre consumo. Igual tienen hidratos de carbono. Claro, tal vez de acción más lenta, con algún endulcorante en vez de sacarosa, pero con hidratos de carbono igual. Hay que sumarlos a la cuenta.

Hablando por mi (¿Y por quien más iba a hablar si no?) lo único especial son los refrescos. El resto… en mi casa nada es sólo para diabéticos. La dieta especial se remite a lo que el nutriólogo y el sentido común me indica, incluso mi hija menor me pregunta con toda naturalidad ¿Esto no debes comerlo o no te gusta? (niños, pocas cosas se les escapan) lo que hace que mi comida muchas personas la pueden definir como saludable, y eso es: una dieta saludable que junto con la medicación y el control correcto hacen que la vida sea normal.

Mi padre padece diabetes, y veo la dieta que le indicaron y francamente entiendo porque no le interesa seguirla, su comida no admite variación, desayuna, come y cena lo mismo, su colación es francamente ridícula, no tiene alimentos de libre consumo (o de consumo no tan limitado) que pudieran servir como válvula de escape ¿Quién se la habrá indicado? ¿Acaso la misma enfermera que recomienda que un niño use zapatos en la playa? ¿O fue por casualidad fue el descendiente de Torquemada que cree que diabetes y muerto en vida son sinónimos?

Yo creo que la comida debe disfrutarse, no padecerse.

Si miro a mi alrededor y veo los zapatos que tengo guardados o los productos que hay en la despensa, puedo concluir que si un extra terrestre visita mi hogar, lo único que le puede indicar acerca mi diabetes son las cajas de pastillas en la mesa de la cocina y quizá el glucómetro a un lado de la televisión… que es finalmente lo que junto a otros millones en el mundo, me hace verdaderamente especial.

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